viernes, 1 de octubre de 2010

1. Cristo en la cruz



               En este cuadro podemos observar unas formas básicas muy definidas, con una composición muy detallada y unos colores claros y oscuros (destacando, por ejemplo, el cielo con tonalidades blancas y negras –en algunas zonas hay un matiz verdeazulado que intensifica el oscuro de las nubes-). A través de los colores podemos intuir que hay una mezcla de tonalidades secundarios, resaltando la obra y envolviendo la misma en un ambiente adecuado, ya que los colores son fríos y nos transmiten la sensación de amargura por la muerte de Cristo en la cruz. También vemos como el trazo dominante de la imagen son las líneas verticales, lo que nos transmite una elevación mística de la misma.
                Podemos apreciar una textura lisa, de gama brillante; tal vez hecha usando la técnica del oleo (aceite de lianza refinado como aglutinante de los colores). Un volumen poco intensificado, pero presente en la obra. La luz puede considerársele  diáfana y homogénea.
                Este cuadro pertenece a la cultura Grecolatina (Edad Media).

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